Varios años atrás intenté reconstruir la historia del periodismo santafesino desde sus orígenes. Me encontré con muchísimas dificultades entonces, debido a la falta de acceso a muchas fuentes (aún no se habían microfilmado los diarios y consultar los más antiguos implicaba el riesgo de que algunos se deshicieran entre los dedos). De aquel trabajo, surgieron obsesiones que permanecieron en el tiempo.
¿Cómo es que los periodistas, en el siglo XIX, se habían otorgado el rol de guías de la sociedad santafesina? Y, pasadas las décadas, ¿cómo era posible que, con otros términos y otras implicancias, finalizando el siglo XX ese papel continuara siendo autoasignado? Y, más cerca en el tiempo: ¿cuándo y cómo fue que entre las empresas periodísticas de la ciudad por un lado y los trabajadores de prensa por el otro, habían trocado las relaciones amistosas y familiares por las estrictamente laborales?
Por eso, y con la excusa de que nuestra Asociación de Prensa de Santa Fe cumple 40 años el 16 de octubre, emprendí, con la valiosa colaboración de compañeros de la Comisión Directiva, la tarea de intentar reconstruir su historia. La primera pregunta que surge es ¿sólo 40 años? ¿Es que no habían tenido los trabajadores de prensa representación gremial anteriormente? La respuesta está en “Del apostolado al sindicalismo. Una historia de los gremios de prensa de Santa Fe”.
El trabajo se inicia con una advertencia: no se trata de una historia, sino de un intento por reconstruirla. El primer gremio, la Asociación de Periodistas de Santa Fe, nació en 1940. Hubo otras agrupaciones antes, pero no tenían como objetivo la defensa del trabajador, sino que aglutinaban tanto a periodistas como propietarios de diarios, con fines mutualistas. De sesgo socialista, esta Asociación protagonizó la primera huelga que hermanó a gráficos y periodistas, en 1946. Convivió un breve tiempo, en 1952, con el Sindicato Argentino de Prensa, expresión peronista de los trabajadores de prensa y se disolvió en él ese mismo año. Con la intervención de los gremios luego del golpe de Estado de 1955, y tras un lapso en el que los antiguos dirigentes antiperonistas recuperaron el gremio, el Sindicato acogió a socialistas, comunistas, peronistas, radicales y transitó épocas de agitación y de calma, hasta llegado el crucial 1968, en el que una prolongada huelga llevada adelante por el personal de El Litoral hiciera desaparecer al gremio.
Sobre las ruinas de ese sindicato, con los temores y represalias blandidas como amenazas, nace dos años después la Asociación de Prensa de Santa Fe, a la que le tocó atravesar internas desgarradoras, momentos de calma y orden, como sucedió durante el Proceso, los tiempos de la flexibilización, que hicieron estragos especialmente la conciencia gremial del trabajador de prensa.
Porque si hay algo que permanece a lo largo de los últimos setenta años de historia de los periodistas sindicalizados es la trabajosa construcción de su conciencia como trabajador. Esa construcción, aún no lograda cabalmente, cruzó el tiempo desde el viejo sentir del periodista de “apropiarse” de “su” diario, al “ponerse la camiseta” del medio en el que trabaja hoy; de la mistificación de su rol de antaño al sobredimensionamiento de su figura actual; de la falta de derechos de antes, a la precarización y el fraude laboral de hoy; de los patrones sentados en la misma mesa, a los acuerdos individuales del presente; del individualismo del que hablaban los dirigentes de los años 40, al personalismo y “estrellato” que priman después de la conculcación de los derechos conquistados.
Cintia Mignone
–Descargar el Prólogo (Pablo Jiménez) y la Advertencia de la autora
