El mejor de nosotros (Por Lucho Rodrigo)

Siempre del lado correcto de las cosas, de los gestos de solidaridad y de las luchas que no dejan réditos personales. Siempre como corresponde, sin abrirse paso a los codazos ni jugando dobles roles en busca de alguna ventaja o de un favor de arriba. Siempre generoso hasta con lo que no tiene.

Se va del diario el mejor compañero. Nunca lo votamos y tal vez hoy podría ser la oportunidad de concretarlo, en la asamblea virtual que hemos decidido regalarle a Marcelo Mendoza, nuestro querido Tío. Hoy se recibe de jubilado y lo vamos a extrañar.

En tantos años, décadas, en la redacción y en todas y cada una de las secciones del diario (porque en todas alguna vez anduvo aunque nadie se lo hubiera pedido), Marcelo podría haberse ganado alguna enemistad, algún encono que lo transforme en digamos apenas “un conocido”. No me consta que lo haya logrado. A Marcelo se lo siente amigo.

Si hay alguien de quien se habla bien, dentro y fuera del periodismo, del básquet, del deporte, de Unión y de todos sus amores, es de quien tantas veces nos cuidó con un consejo a tiempo. Otra vez, gracias Marcelo. Por los abrazos en los triunfos, por los silencios en las derrotas, por los brindis y por las horas ganadas en las sobremesas, de verdad gracias.

Los periodistas escribimos siempre contra reloj y nada casualmente nos hemos desbocado a hacerlo pensando en Marcelo, a horas del día D. ¿Saldrá mañana el diario sin él?

Pedí a varios compañeros -los que se me ocurrió- que escriban, graben o me envíen sus fotos y colaboraciones sobre Marcelo, y todos con los que me contacté lo hicieron, de inmediato. ¡Raro en nuestro trabajo! En esta lista sin dudas he cometido muchas injusticias. Me disculpo.

Pedí historias sobre Marcelo. Ahí va una: la empresa había convocado a una reunión en redacción (en 25 de Mayo) con todo el personal para oponerse a lo que los trabajadores desde el sindicato reclamábamos: recuperar los días de descanso perdidos con el cambio de convenio de la gestión gremial anterior, los días por enfermedad de un familiar y una compensación por fallo de caja.

No estábamos, claro, preparados para ese debate inesperado, pero como pudimos lo enfrentamos… En un momento la empresa nos acusó de mentir, de haber dicho que uno de los gerentes había amenazado con despidos y que eso no era así. En esa acusación de la empresa se jugaba la credibilidad de los compañeros que habían afrontado esa negociación, la primera de la actual conducción en Prensa.

Había que hacer ver que la amenaza empresarial había existido, que no era una exageración demagógica nuestra. Entonces pedí hablar en aquella falsa asamblea y dije algo así como “todos sabemos lo que vale la palabra de Marcelo Mendoza” y seguí: “por favor, Marcelo vos que estuviste en la negociación repetí lo que se dijo” y obviamente el Tío que era parte y no un testigo imparcial ratificó nuestra versión. Y se acabó la discusión, para todos quedó claro que no mentíamos. Incluso para los demás integrantes de la empresa.

Después –aplausos, protestas y negociación mediante- recuperamos al menos en parte los días de descanso que tenía el viejo Convenio y las demás exigencias.

Les aviso que a Marcelo lo seguirán viendo en cada asamblea virtual y, cuando nos libremos de la pandemia, en la sede de la Asociación de Prensa de Santa Fe con la que tanto contribuye, porque de buen tipo Marcelo no se jubila.

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